
Casi siempre, revisar el pasado nos ayuda a entender el presente. La gran poetisa cubana Dulce Mª Loynaz (1902-1997) poemó aquello que decía: “Al final de una etapa hay que volverse a mirar el camino andado, el camino en donde sin dejar huella se dejó la vida entera”. Añadiríamos que cualquier persona –se piense que sea relevante para los demás o no, incluso para un país entero, o a escala global- tiene su microhistoria de sostenibilidad propia y colectiva. De la interacción de todas ellas se provocan los cambios en las relaciones sociales y con respecto a la naturaleza y la biodiversidad que acoge. Pararse a pensar, o mirar el camino recorrido a escala particular o en un contexto determinado. ¡Bien merece la pena! Pero hagamos caso a aquello que decía el poeta José Hierro (1922-2002): "No para detener la vida, porque si así se hace, se escribe solo lo pasado, o lo imposible".
Ambas citas no vienen traídas al albur, sino que casan muy bien en eso que desde hace un tiempo llamamos sostenibilidad: la interacción constante de los humanos con el medio natural, visto con perspectiva de pasado, presente y futuro; la seguridad de que la ecodependencia será diferente según los territorios, y la manera de entender la huella ecológica para proyectar lo posible.
Todo esto viene a cuenta de que comienza un año nuevo. Como siempre hay que rescatar ahora mismo deseos y construir esperanzas, pero no sin acordarnos del pasado, de su dimensión temporal y espacial. Antonio Machado (1875-1939), que falleció de pena y otras enfermedades del cuerpo en el exilio lo repensó por nosotros. Tal admiración suscitaba ya en su tiempo, que se erigió un panteón propio –por suscripción popular- en el cementerio de Colliure (Francia); al que fueron llevados sus restos en 1958. Ante la construcción que lo honraba, Pau Casals (1876-1973) hubiera querido interpretar para él Les Ocells; desistió, imaginamos que debido a que había demasiada gente. Días después acudió en solitario a homenajearlo al cementerio. Seguro que el Nobel de Literatura 1957 Albert Camus, participante activo en la suscripción popular- lo hubiera querido acompañar ante la tumba de un poète que j’admire par-dessus tout. Los pájaros como epitafio de tránsito, de mudanza y a la vez de homenaje a quien pensó en caminos propios y ajenos. La que para algunos seguía siendo una canción alusiva al nacimiento de Jesús en Belén, homenajeaba a un muerto siempre vivo en la literatura española y universal.
Joan Manuel Serrat (1943) nos lo musicó para hacérnoslo más comprensible: "Caminante, son tus huellas". Parece que ambos quieren recordarnos que la vida –particular y colectiva- es un viaje constante, que siempre implica un proceso de aprendizaje y transformación. Cada cual, como puede, va construyendo su camino. Dado que no hay un recorrido prefijado, el tránsito –largo o corto, sinuoso o más o menos recto- dependerá de nuestras esperanzas, decisiones y acciones. Serrat canta: "todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar". Caminante son tus huellas, el camino y nada más, porque se va trazando al andar. Al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar, esa que si las ves muy lejos tal vez te hará lamentar; e incluso llorar.
Todo esto viene a cuenta de que empieza un año nuevo, repetimos. Por eso, SDR (Sustainable Development Report ha dado a conocer su Informe sobre Desarrollo Sostenible 2024. Mirar al pasado para testear lo despejado que está el camino hacia la sostenibilidad. El Índice de los ODS de este año incorpora 125 indicadores, incluidos 98 globales y 27 adicionales utilizados para los cuadros respectivos de datos de los países de la OCDE. De estos, 167 países aportan datos significativos y por eso están clasificados en el Índice de los ODS. Figuran por vez primera los resultados promedio y los perfiles de los países BRICS (Brasil, Federación Rusa, India, China y Sudáfrica) y los países BRICS+; es decir, desde 2023 (Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos).
Lo peor, ninguno de los 17 ODS se conseguirá globalmente en 2030
No todos los caminantes han recorrido con destreza el camino: el progreso de los ODS se ha detenido desde 2020; la COVID ha sido un obstáculo demasiado difícil de superar. Lo peor, ninguno de los 17 ODS se conseguirá globalmente en 2030. Copiamos casi textualmente el informe resumido.
- La brecha en el desempeño de los ODS entre los países sigue siendo amplia, con puntajes que van desde 80+ en los países con mejor desempeño hasta menos de 50 en los países donde la implementación de los ODS sigue siendo particularmente difícil.
- A nivel mundial, los ODS 2 (Hambre Cero), ODS 11 (Ciudades y Comunidades Sostenibles), ODS 14 (Vida Submarina), ODS 15 (Vida de Ecosistemas Terrestres) y ODS 16 (Paz, Justicia e Instituciones Sólidas) están muy debilitados, con grandes desafíos (como se indica en rojo en los paneles) y ningún progreso o un progreso muy limitado desde 2015.
- El ODS 2 (Hambre Cero) es el único objetivo que ninguno de los 193 estados miembros de la ONU ha logrado o está en vías de lograr, debido a la desnutrición, la obesidad, la agricultura insostenible y/o las dietas insostenibles (o una combinación de estas).
Es bien cierto que los finales de los caminos, las metas los llama el enunciado ODS eran ambiciosos: situar a la población mundial y sus organizaciones en países y sociedades a la misma altura en la carrera. Del todo imposible, diría incluso un optimista. De entrada, los datos de la imagen Panel mundial de los ODS 2024 desaniman un poco. Pero es que en este cometido global no cabe el TODO, como tampoco la NADA. Hay tantos escenarios de partida e itinerarios -tantos países, tan diferentes- que lo más conveniente es revisar la situación de uno en uno.

Así pues, quienes deseen ahondar más en la cuestión, disponen de suficientes datos en el Informe. Señalamos de manera especial la situación en España, el país 14 de los 167, con un porcentaje/país del 80,7% y con un pleno en el ODS 5. Igualdad de género. Aunque todos los españoles sepamos que hay casos concretos que desdicen esta puntuación; que todavía queda bastante por hacer.
Reviso los poemas de Dulce Mª Loynaz para cerrar la etapa recorrida en el camino de la vida. En el poema XXVII expresa un sentimiento que me sirve: "Miro siempre al sol que se va porque no sé qué algo mío se lleva. El tiempo acordado por la cubana en un camino sin definir: Quién pudiera como el río,/ ser fugitivo y eterno:/ Partir, llegar, pasar siempre/ y ser siempre el río fresco...". Personalmente, lo comparo con la huella ecológica de lo (in)sostenible.
A lo que José Hierro le podría responder con su enigmático poema VIDA: "Después de todo,/ todo ha sido nada,/ a pesar de que un día lo fue todo./ Después de nada,/ o después de todo/ supe que todo no era más que nada. Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!»./ Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!»./ Ahora sé que la nada lo era todo,/ y todo era ceniza de la nada./ No queda nada de lo que fue nada./ (Era ilusión lo que creía todo/ y que, en definitiva, era la nada.)/ Qué más da que la nada fuera nada/ si más nada será/, después de todo,/ después de tanto todo para nada".
Los ODS son a la vez todo por lograr; si no se avanza bastante se convertirán en nada. Todos los ODS forman una malla cambiante, interactiva en sí misma.
Acabamos, pero reconociendo que A. Machado siempre está presente en nuestras inquietudes: "Caminante no hay camino, se hace camino al andar./ Al andar, se hace camino, y al volver la vista atrás/ se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar".
Por más que en el itinerario vital, particular y colectivo, la sostenibilidad goce de libertad para la transición hacia un modelo de vida diferente, o sea gobernada sin pudor por quienes detentan los poderes gubernativos y económicos.
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