El palacio de los papas en la ciudad que hoy es un paraíso celestial para cualquier gourmet

Durante el siglo XIV Aviñón le robó el Papado a Roma. Una época de esplendor para esta pequeña ciudad de la que nos queda un enorme palacio y buen puñado de recetas “bocato di cardenale”.
El palacio de los papas en la ciudad que hoy es un paraíso celestial para cualquier gourmet
El palacio de los Papas con el río Ródano al fondo.
Getty Images/iStockphoto
Palacio de los Papas con el río Ródano al fondo. iStock-1424695508

A comienzos del siglo XIV la situación política en Roma no era muy estable y, por el contrario, el rey de Francia en ese momento, Felipe IV, gozaba de un enorme poder que se extendía incluso fuera de sus fronteras. Así pues, tras varias disputas no exentas de mucha intriga, Clemente V se instaló en Aviñón nada más ser nombrado Papa, sin llegar a pisar El Vaticano.

La Santa Sede permaneció en esta ciudad de la Provenza durante setenta años y acogió a siete Papas

La Santa Sede permaneció en esta ciudad de la Provenza durante setenta años. Tiempo en el que se sucedieron siete Papas y durante el cual la ciudad de Aviñón vivió un cambio radical. Su población creció de forma exponencial y el hecho de que entre sus habitantes hubiese de repente un buen número de obispos, cardenales y demás altas figuras de la iglesia provocó un cambió radical en su arquitectura, así como en su forma de vida y costumbres. De aquella época de esplendor queda un rico patrimonio, entre el que destaca un buen número de iglesias y, cómo no, el gran Palacio Papal.

El palacio Papal de Aviñón es Patrimonio de la Humanidad .
El palacio Papal de Aviñón es Patrimonio de la Humanidad .
BB

Un enorme palacio

Los primeros Papas no las tenían todas consigo sobre el futuro que les esperaba en Aviñón, así que solo se preocuparon de adecentar un palacio ya existente. Fue el tercero, Benedicto XII, elegido en 1334, el que decidió que los jefes del cristianismo se merecían un palacio a su altura y convirtió aquella modesta residencia en el que fue uno de los edificios góticos más grandes de Europa en su época. Durante los treinta años que duró la reforma, a Aviñón llegaron los mejores artesanos y artistas, por lo que el resultado fue (y es) espectacular.

Las salas del palacio acogen exposiciones temporales y las nuevas tecnologías lo muestran en todo su pasado esplendor 

Incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, sigue siendo una de las visitas más destacadas de la ciudad. Sus grandes salas acogen hoy exposiciones temporales, pero gracias a las nuevas tecnologías es fácil hacerse a la idea de cómo fue este palacio cuando los Papas habitaban en él.

Pequeña plaza de Aviñón.
Pequeña plaza de Aviñón.
Abbie Llewellyn-Waters | Tatiana Brzozowska

La buena mesa

Entre las documentadas recreaciones del Palacio Papal llama la atención los pomposos banquetes de los que se disfrutaba en la época. Y es que, a la vez que Aviñón se llenaba de palacios y casas señoriales en las que vivía el clero, también crecían negocios que daban de comer a sus nuevos vecinos. Y por todos es sabido la fama que tienen por alimentarse bien.

Al igual que en otros puntos del valle del Ródano, en Aviñón se producía vino desde el paso de los romanos, pero fue gracias a este desarrollo económico y social cuando su prestigio creció hasta situarse hoy en día como una de las cinco zonas vinícolas más importante de Francia. De entre todas, la DOP Côtes-du-Rhône: Châteauneuf-du-Pape es la más valorada y las encantadoras plazas de Aviñón son el lugar ideal para degustarlo.

Al igual que en otros puntos del valle del Ródano, en Aviñón se producía vino desde el paso de los romanos

Una de las más especiales es, sin duda, la de Corps Saints, la misma en la que se encuentra el restaurante Le 17, en donde tienen todos los vinos de la región y bastantes más. Además, esta preciosa plaza está relacionada con el otro gran monumento de la ciudad, el Puente de Aviñón, que cuenta con una interesante leyenda e incluso con una canción infantil, "Sur le Pont d’Avignon".

El famoso puente de Saint Bénezet.
El famoso puente de Saint Bénezet.
Abbie Llewellyn-Waters | Getty Images/iStockphoto

El puente Bénezet

Pero antes de recorrer lo que queda en pie del famoso puente (construido por un pastor llamado Bénezet, quien, inspirado por una visión divina, logró convencer a los habitantes de Aviñón para edificarlo), quedan muchas plazas de las que disfrutar en el centro de la ciudad.

Otra interesante parada es Châtaignes, una coqueta plaza de foto ideal para probar el desayuno o el postre de Chez Lisette, un pequeño local en el podrás degustar los bollos y pasteles más especiales y tradicionales. Uno de ellos, como no podía ser de otra forma, es herencia de aquel pasado papal. El sacristán es un dulce a base de almendras y mantequilla que se creó, precisamente, siguiendo los deseos del sacristán de la basílica de Saint Pierre, situada a escasos metros y parada más que interesante.

Terraza frente al palacio Papal de Aviñón.
Terraza frente al palacio Papal de Aviñón.
Abbie Llewellyn-Waters | Getty Images

Una ruta diferente

Si la gastronomía tiene un papel importante en cualquier visita, en Aviñón se puede decir que es algo esencial. Muy ligada a su pasado y bien asentada en el presente, la cocina local sigue siendo fiel al producto y a sus tradiciones. Por eso, seguir una ruta en la que el vino, los dulces, el queso o los embutidos son el hilo conductor de la apasionante historia de la ciudad es uno de los mejores planes que se pueden disfrutar en Aviñón. Un planazo que se puede reservar en la página avignongourmetours.com para ir degustando lo mejor de cada local mientras se conoce su historia y su patrimonio.

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