Brotes inflacionistas: las grietas del euro y la subida del gas cuestionan la próxima bajada de tipos del BCE

La aceleración de la escalada del gas natural y la debilidad del euro frente al dólar está disparando la inflación importada desde el sector energético y de materias primas al ritmo más rápido desde 2022.
Brotes inflacionistas: las grietas del euro y la subida del gas cuestionan la próxima bajada de tipos del BCE
Brotes inflacionistas: las grietas del euro y el gas meten en problemas al BCE.
Nerea de Bilbao
211124-BCE

El Banco Central Europeo (BCE) tiene un nuevo enfoque para justificar su política monetaria: los movimientos preventivos o anticipatorios. Así se desveló en las actas de la reunión del 17 de octubre, cuando bajó los tipos de interés por última vez porque estaba más preocupado por el crecimiento que por la inflación. "La gestión precautoria del riesgo justificaba la reducción de los tipos ahora", señala el documento.  No volverá a ser así el próximo 12 de diciembre, cuando el organismo que preside Christine Lagarde se volverá a reunir por última vez en 2024.

Los brotes inflacionistas que se están sembrando en noviembre en la economía de la zona euro pueden disuadir a muchos miembros del BCE sobre la conveniencia de recortar tipos otra vez. A finales de la semana que viene emergerán los informes de IPC de noviembre de las principales economías de la zona euro, con una posible aceleración de precios como ya está ocurriendo en el vecino Reino Unido por la energía y servicios. 

"Se prevé que la inflación del sector servicios repunte en torno al 5% durante el invierno, mientras que el IPC general podría acercarse al 3% en enero. Eso reduce la posibilidad de un recorte de tipos [del Banco de Inglaterra - BoE] en diciembre, pero en primavera creemos que todavía hay muchas posibilidades de que el BoE acelere su ciclo de flexibilización", escribió el jueves James Smith, economista de ING.

Del mismo modo, la depreciación del euro frente al dólar, la subida del gas o de los salarios ponen en cuestión si la próxima bajada de tipos del BCE puede ser contraproducente para la estabilidad de precios en la eurozona, sobre todo, a menos de dos meses de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca con su programa arancelario, cuyos efectos todo el mundo entiende que serán proinflacionarios.

Las grietas que se están abriendo en la cotización del euro, tradicional escudo contra la inflación energética del Viejo Continente, son un motivo de preocupación principal para el BCE. Cada barril de petróleo, metanero de GNL o metales de todo tipos que se importan al mercado común suelen negociarse en dólares, de ahí que cueste más comprar materias primas. 

Pese a que evita pronunciarse sobre rangos en el tipo de cambio, lo cierto es que Lagarde tendrá que dar su visión sobre por qué la divisa europea ha perdido un 5% de su valor frente a la estadounidense desde que Trump ganó las elecciones presidenciales hace dos semanas y media. La velocidad de caída desde la cota de 1,1 a 1,045 unidades -hasta mínimos desde noviembre de 2022- se explica porque la Reserva Federal (Fed) ha señalado que no tiene prisa en bajar los tipos en EEUU, debido a que la fortaleza de su economía le disuade de hacerlo.

Christine Lagarde, presidenta del BCE.
Christine Lagarde, presidenta del BCE.
BCE vía La Información

En paralelo, las aguas en los mercados energéticos vuelven a estar agitadas. No es en el petróleo en este caso. El precio del barril Brent cotiza estable en torno a los 74 dólares, en la parte baja del rango en el que se viene moviendo en los últimos meses y cerca de mínimos de 2024. Sin embargo, su cambio a euros sí se ha encarecido. Ese mismo barril en euros vale casi 70,8 euros hoy frente a los 67,2 euros a principios de mes. Si bien parece más barato en términos interanuales o mensuales en su precio original en dólares, la realidad es que, en euros, es más caro.

Tormenta perfecta gasista

No obstante, la inyección inflacionista en la zona euro más relevante proviene del gas natural, cuyo precio en origen en EEUU, según la referencia Henry Hub, se ha disparado más de un 40%, de 2,4 a 3,4 dólares / mmBTU, tras la victoria de Trump en las urnas. Su posición favorable a la industria del 'fracking', que ha convertido a EEUU en el mayor exportador de GNL del mundo, ha llevado a este hidrocarburo a encarecerse incluso más que el Bitcóin en noviembre

Además del efecto acelerador de la divisa, igual que en el ejemplo del petróleo, las importaciones de gas desde Europa se están encareciendo a mayor velocidad, al ritmo más rápido desde 2022. La referencia TTF del mercado de Róterdam o el Mibgas ibérico comienzan a registrar precios cercanos a los 50 euros / MWh que no se veían desde octubre de 2023 o del final del invierno de 2022. La subida desde los mínimos de febrero ya supera el 100% en este momento y tiene razones fundamentales de peso. 

El encarecimiento en origen del Henry Hub de EEUU es notable. Al nivel tipo de cambio de hoy, 3,4 dólares / mmBTU equivale a unos 11,1 euros / MWh, pero ese es el coste aproximado al que podría adquirirse en gasoducto al otro lado del Atlántico. Como se ha visto, se ha encarecido más del 40% en origen este mes, además del 5% adicional por la pérdida de valor del tipo cambio entre ambas zonas económicas.

El largo viaje del gas desde EEUU

Para traerlo a Europa, hay que llevarlo a una de las plantas regasificadoras de la costa de EEUU, convertirlo en GNL (gas licuarlo), embarcarlo en un metanero para cruzar el océano y descargarlo en una regasificadora en destino que lo transforma de líquido a gas de nuevo. Todo ese complejo proceso químico, industrial y logístico, del que dependen países como España, eleva el coste a niveles de hasta 60 euros / MWh, es decir, seis veces más, según estimaciones del sector.

Por otro lado, la tensión con Rusia ha reaparecido y el acuerdo de tránsito de gas a través de Ucrania hacia algunos países europeos no solo se extingue el próximo 31 de diciembre, sino que además corre el riesgo de saltar por los aires antes por el recrudecimiento de la guerra. El intercambio de misiles de medio alcance entre Kiev y Moscú confirma que el conflicto bélico ha entrado en una nueva fase. 

Vladimir Putin volverá a usar el gas como "arma de guerra" una vez más y se frota las manos con la subida de precios porque se trasladarán a sus exportaciones hacia China y hacia Europa, donde países como España han disparado la compra de GNL ruso, exento del esquema de sanciones de la UE. De momento, Rusia ya ha cortado el envío de gas a Austria, provocando un nuevo episodio de nerviosismo en Bruselas.

Es el punto débil de la UE en la contienda después de apostar toda su transición energética hacia las renovables al suministro de gas extranjero, un error que se está pagando caro desde 2022. La sombra de las facturas récord que se pagaron entre 2021 y 2023 regresan otra vez al imaginario colectivo de operadores energéticos y gobernantes, aunque todavía no ha calado en los consumidores finales. 

Solo la escalada del precio de la luz por encima de los 100 euros / MWh durante el último mes ha levantado algunas señales de alerta. El motivo no es otro que el gas, que ejerce un rol fundamental en las subidas de precios de electricidad cuando eólica, solar e hidráulica no producen lo suficiente y de forma estable a lo largo de todo el día. Su uso generalizado como combustible de los ciclos combinados explica esa relación entre la generación eléctrica y el consumo industrial de gas.

Ruben J. Lapetra
Coordinador de Mercados

Periodista especializado en finanzas y tecnología. Escribo desde hace más de dos décadas en diarios líderes de información económica. He participado en el desarrollo de producto del área de mercados en los medios digitales en los que he trabajado. Me apasionan los nuevos proyectos y el aprendizaje continuo. Formé parte de Expansión.com durante cerca de cuatro años hasta que me involucré, sin dejar de escribir, en lanzamientos como ElEconomista.es (2005), Cotizalia y Teknautas en ElConfidencial (2007-2012), LaInformacion.com (2009), Hemerotek (2013) y ElEspañol.com (2015). Ayudé a crear un índice de bolsa, otro de vivienda y trabajé en dos fintech (WebFg y Finect). A finales de 2018 me reincorporé a LaInformación.com para relanzar su área de mercados y cotizaciones.

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